Alóo!
Segunda y última parte del viaje que hice con mi novio a Zacatecas. Cabe mencionar que a pesar de haber sido poquitos días, nos encargamos de hacer un itinerario que nos permitiera visitar los lugares que teníamos curiosidad en conocer, eso nos ayudó bastante a no desperdiciar el tiempo y lograrlo.
Día 2
Despertamos al rededor de las 9 am para desayunar en el hotel y llegar a nuestra primera parada: Museo Francisco Goitia. Un lugar que en su momento fue la residencia oficial de varios gobernadores, hace ya varios años atrás. En ella nos encontramos con varias exposiciones de arte moderno, junto con un hermoso jardín a la entrada de éste.
Detrás de dicho museo, se encontraba El Templo de Nuestra Señora de Fátima, el cual aprovechamos en visitar y observar su bonito diseño gótico, construido en cantera rosa y naranja, además de sus coloridos vitrales. Ni mi novio ni yo somos católicos, pero no podíamos dejar de conocer lugares que le asignan historia y cultura a la ciudad en la que estábamos.
La siguiente parada la teníamos programada para visitar la Mina El Edén. Ahí nos subieron a un trenecito para introducirnos a la mina y comenzar el tour guiado en el que nos explicaron a detalle diferentes aspectos del lugar, así como pudimos observar diversas piedras y minerales. Cabe mencionar que en la noche, hay un apartado especial en el cual es un antro. Sí, un antro dentro de una mina!
Nuestra siguiente parada fue subir el teleférico para llegar al Cerro de La Bufa, en el cual se puede apreciar toda la ciudad de Zacatecas, pues al ir avanzando atraviesa la ciudad, permitiéndote contemplar su belleza desde arriba.
Después, llegamos al Museo Rafael Coronel, un antiguo monasterio en el cual se exponen una colección INMENSA de máscaras, ya que cuenta con más de 5,000 de éstas. En este punto ya estaba algo cansada y sentía que el museo jamás terminaría, era muuuy grande, no solo se mostraban las máscaras, sino otras exposiciones más. La comida la tuvimos en un lugar llamado "El mercader" donde la comida estaba muy rica, sobre todo el postre, aún no saboreo en mis suenos.
Ya en la noche, habíamos reservado asientos en el tranvía que hacía un recorrido por el centro histórico mientras te contaban las leyendas de la ciudad. Por último, una cena en "Los dorados de Villa", un lugar bastante pequeño, pero que bastante concurrido, por lo cual era necesario realizar una reservacion. La comida era muy buena y el ambiente también. Fue un bonito lugar cerrar con las actividades que se planearon para ese día.